miércoles, 25 de noviembre de 2009

El jardín de los senderos que se bifurcan

Cuando Borges quiso representar el carácter abierto del tiempo futuro escribió el inquietante cuento en el que cada decisión abre un sendero que, al poco, se bifurca en una nueva decisión, etc.
Durante mucho tiempo los filósofos del tiempo han usado este cuento para dar cuenta de la idea de futuro. No querría discrepar de Borges, uno de mis refugios cuando ya nada parece quedar. Pero este cuento en particular no termino de hacerlo mío como interpretación del futuro. Está demasiado atado a una concepción ilustrada del mundo donde la historia depende de las decisiones humanas. Como si nuestra vida estuviese determinada por las decisiones que tomamos: caminos que se abren en alternativas de las que elegimos una de ellas.
Sí y no: supone una transparencia de las decisiones que me resulta inverosímil. Mi visión entre escéptica y apasionada de la agencia, de la capacidad agente de los humanos, me lleva a pensar en otro cuento que recuerdo del gran escritor de ciencia ficción Frederick Pohl, "La marcha del borracho", en donde examina la historia a la luz de un modelo estadístico en donde lo contingente, azaroso y zigzageante reina: la marcha del borracho.
El borracho termina llegando a donde quiere, pero va lento. Su caminar es azaroso, no sabe bien lo que hace; se tropieza; no establece bien la situación; no decide en condiciones de transparencia: pero sigue adelante, trastabillando, dudando, confundiéndose, engañándose, sabiéndose culpable. Pero termina llegando.
Nos atamos a los relatos de nuestra vida para olvidar que hemos llegado a donde hemos llegado a trompicones, con la mente obnubilada por la niebla de los autoengaños. Pero llegamos. Nos hemos atado a un impulso que luego queremos narrar como una historia de héroes cuando no es más que la marcha de un borracho.

3 comentarios:

  1. Tiene su sentido el narrar como historia de héroes esa marcha del borracho que, al menos, consigue "llegar" (¿no es Odiseo un héroe pese a tardar diez años en volver a Itaca?) ... es mucho ese llegar aunque no lo parezca si lo comparamos con otras descripciones quizás idealizadas de nuestro "caminar hacia", pero sí lo parece con otras más realistas situaciones en que ni se alcanza la marcha del borracho sino que se queda en la "marcha del pinball": igualmente azarosa y llena de obstáculos pero que acaba por llegar al mismo lugar de donde salió... así que:

    Brindo por este post --- hics ---

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  2. La verdad es que el cuento toca temas en un nivel diferente a la marcha del borracho, mejor aún, podría ser que sí haga su mismo baile pero dedicandose en cinco sentidos a un punto... la salida.

    Borges es un escritor que me fasina porque es del tipo que juega con el lector, dejandonos pequeñas pistas dentro de la lectura para mantenernos entretenidos un buenrato, sean metáforas, metonímias, o anécdotas(uno nuca sabe con los "grandes metirosos").

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  3. Señor Broncano, no sé si estos comentarios estarán ya descatalogados o no. Ha mencionado usted a mi autor de SF preferido, al sr. Pohl, y mi relato preferido de él. Eso mismo que usted dice es lo que yo llevo pensando toda la vida. ¿Cree usted en las casualidades o en las causalidades?. Yo, avanzando como un borracho, he llegado a creer en lo segundo. He leído casi todo lo de Pohl sólo, y también con el sr. Kornbluth. Me siento muy identificado a veces con aquel abogado contra las pirámides, o con el sr. no me acuerdo ahora del nombre, protagonista de la trilogía de los Heechee.

    Muchas gracias siempre por sus artículos. Para mí, por siempre, sus magníficas referenciaciones me producirán admiración. No podré decir nunca nada contra Pessoa, ni contra Unamuno, Valle Inclán o Saramago. Sólo discúlpeme si, por la razón que sea, alguna vez he querido decir algo diferente: va con "la carga". Gracias

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