viernes, 21 de mayo de 2010

No vendemos muebles



E
n mi vieja ciudad de origen, cuando enciendo la radio en mis visitas, se escucha un anuncio de una fábrica de muebles que termina con esta rotunda declaración: "NO VENDEMOS MUEBLES, VENDEMOS CALIDAD DE VIDA". Claro. La marca de automóviles no vende automóviles, vende libertad de movimientos; el licorista no vende whisky, vende relax. Bien es cierto que los consumidores no compramos muebles, coches, bebidas sino calidad de vida, libertad de movimientos, tranquilidad. En una economía de bienes intangibles, la publicidad no es ya un sistema de venta sino la esfera donde se expresa el imaginario, la verdadera instancia hermenéutica de nuestra sociedad. En los viejos tiempos en los que se hablaba de la "sociedad de consumo" se miraba a la publicidad con los ojos críticos de quien cree que le están arrastrando a comprar lo que no quiere, como si el publicista fuese el nuevo brujo conspiratorio que hace girar el sistema. No es cierto: el publicista, como el filósofo; el filósofo, como el publicista, interpretan, dan voz a lo que está elidido en la palabra abierta. Cada forma de identidad es un sueño imaginario que ya tiene un objeto que lo cumple: sólo hay que comprarlo.
Hubo un tiempo en que la utopía significaba un no-lugar, la representación de lo no existente-aún, quizá porque el deseo aún no tenía forma ni objeto. Ahora, cada vez más, significa "centro comercial". Allí están todos los deseos realizados, allí todas las identidades. Me encanta entrar y comprar en Muji, en mitad de Fuencarral, es la tienda "sin marca" (a precio un poco más caro que las tiendas de la zona, todas de diseño exquisito). Allí no te venden marcas, te venden directamente la felicidad.

7 comentarios:

  1. Me encanta ver a Bill Murray en un blog de filosofía y leer sobre el imaginario. Todo lo que pensaba sobre la persona ha cambiado tanto desde que empecé a plantearme la existencia de un espacio tal...

    Efectivamente, la publicidad no vende objetos sino que vende gustos. A usted le encanta comprar en esa tienda de Fuencarral y yo, solidario con su felicidad, espero que pueda seguir comprando allí muchos muebles.

    Sin embargo, creo que la esencia del capitalismo, más allá de su aspecto aparente, y más allá de lo que nuestro ego pueda rozar con otros egos, gustos, objetos y situaciones, de lo que nuestro deseo quiera satisfacer, la esencia de este sistema, digo, sería que miráramos hacia dentro de uno mismo. De cualquier otra manera seríamos como una célula: integrando del medio, nutriéndonos, reproduciéndonos y fagocitando, todo ello en una cadena repetida una y otra vez con instinto animal. Nunca estaríamos saciados. Consumiríamos incluso aquello que usted llama imaginario en un imaginario intento de saciar este impulso y no consiguiéndolo nunca. Creo que la única manera de satisfacer un instinto así consiste en encontrar a Dios desde dentro de uno mismo

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  2. Fernando Broncano es nuestro filósofo indisciplinado.

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  3. Una frase como esa expresa una gran sabiduría. El señor Broncano es una de las personas más cultas y sabias con las que se puede hablar y por ello le agradezco de corazón que me "soporte".

    No estoy aquí por gusto sino más bien en legítima defensa, pero dejando eso aparte es un gusto estar aquí.

    Ya de paso pido perdón si soy un poco tostón con algunos de mis comentarios. Quizás tenga miedo de que, como pensaban los vikingos, se les pudiera caer el cielo encima, y es posible que esté intentando apuntalar o des-cubrir alguna estrella por si ese imaginario del que disponemos se nos cayera algún día.

    Puede que tanto el sr. Broncano como yo -yo al menos lo soy- seamos un poco indisciplinados : hemos tenido la suerte de vivir en un momento y lugar donde las condiciones nos han permitido explorar el mundo libremente, ser capaces de cometer errores y aprender de estos. No es algo muy útil, pero quizás sí es algo que todo ser humano debería poder hacer. Me aterra que en el futuro esto no sea posible. Si dejamos todo en manos de las corporaciones perderemos uno de nuestros derechos más fundamentales: el derecho a decidir sobre nuestra propia vida (sr. Broncano, si ha leído "La guerra de los mercaderes" o la saga de los Heechee sabrá a lo que me refiero).

    Sin embargo, si he de decirle lo que pienso, creo que lo puede venir será mucho mejor que lo que tenemos. Quizás antes de "la crisis" no se daban las condiciones necesarias para ello. Quizás no era correcto identificar bebidas con tranquilidad, muebles con calidad de vida y coches con libertad de movimientos. Quizás el sr. Broncano estaba exagerando enormemente diciendo esta clase de cosas. Quizás otros valores nos están esperando a la vuelta de la esquina, no lo sé. O puede que me equivoque.


    Un saludo

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  4. Estimado Alberto: no te canses escribiendo tanto. Este blog consume dosis muy altas de ironía, pero no tiende a exagerar, sino a interpretar lo que pasa.

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  5. Gracias, Fernando. Sé perfectamente cómo funciona tu blog, pues he leído muchos de tus artículos anteriores a mi llegada, conozco la media de participantes, muchos nicks de los que comentan, etc. Conozco muchas de las preguntas y muchas de las respuestas, que se van repitiendo periódicamente, o sea, lo normal.

    Aprecio tu sinceridad. Cada uno que viva la vida como le parezca

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  6. Esa compañía de muebles es como algunas universidades, las cuales nunca dirán que enseñan nada, sino que hacen adquirir destrezas o que insertan en la realidad.

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  7. Una estudiante descontentamartes, 25 mayo, 2010

    Disculpen las molestias. Puede consultarse sobre la huelga de exámenes de los estudiantes de Humanidades de la Carlos III el siguiente vínculo:

    http://www.kaosenlared.net/noticia/huelga-examenes-humanistas-carlos-iii

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