sábado, 9 de julio de 2011

Grandes obras, gestos mínimos

Nuestro ministro del ramo de Fomento (¿qué fomentan?) declara estos días que las grandes obras están en peligro si no se suben los impuestos. Dejemos a un lado los impuestos. Me llama la atención el peligro que acecha a las grandes obras. No es una queja sobre la política, siempre tan constructiva, tan constructora. Es sobre la filosofía de la historia que hace posible estas manifestaciones: poder hacer grandes obras como ideal de acción histórica. Grandes obras.
Cierra el curso Metamorfosis en el CBA, Manu, de Basurama, que nos cuenta otra forma de intervenir: a través de gestos mínimos en los espacios públicos que hacen que la gente se organice y los reocupe y reutilice, los recicle (con material reciclado siempre). Como esta intervención en la antigua piscina de El Mercado de la Cebada, un intento fallido de especulación del Ayuntamiento de Madrid, el día antes del estallido de la burbuja, que ahora no es sino un erial de cemento en el centro de Latina. Los vecinos lo han ocupado, se han organizado y han construido este Taller de Sombras con lonas recicladas de la propaganda del Instituto Cervantes, que ahora sirven para crear un espacio público de sombra en el tórrido julio, donde trabajar, divertirse y jugar.


Basurama es uno de los grandes colectivos de los gestos mínimos. Acabo el curso y me voy corriendo a la inauguración de PAN, encuentro transfronterizo de poesía y arte de vanguardia en Morille. Morille: un espacio rural de gestos mínimos. Las mujeres de este pueblo y de otro portugués que se une a la iniciativa han tejido con retales una bandera blanca. Se hace una bajada de bandera que cubrirá una pared mientras dura el encuentro. Ha sido un gesto mínimo de los pueblos promovido por Antonio Gómez, poeta visual y activista del arte. También la gente del pueblo, las mujeres, han cosido compresas iluminadas en uno de los árboles de la plaza. Es una iniciativa de luzinterruptus  activistas  del arte en los espacios públicos. Es gente de gestos mínimos, como el magnífico blog flores en el ático de Remedios, como los promotores de La Pieza, galería de arte en la Calle de la Palma en Malasaña, Remedios Zafra, activista de net-arte y ciberfeminismo. Es gente que no hace grandes obras sino gestos mínimos.
Gestos que no transforman otra cosa que la mirada. Gestos que son capaces de transformar la mirada.
Gestos que crean lazos y vínculos. Gestos que crean comunas y comunidades. Gestos que, tal como están las cosas, son gestas.
Dos filosofías de la historia y dos teorías de la acción. Y también dos acciones de la teoría.
No me quejaré de quienes eligen las grandes obras. Tienen sus motivos, sus razones y sus voluntades. Amigos y amigas con los que he viajado por la vida se han sentido tentados por las grandes obras. Yo no soy ni me siento capaz. Mas, cuando me siento impotente, abro estas páginas, voy a estos encuentros, y vuelvo a saber, recuerdo y me recuerdo a mí mismo, la multitud de gente de gestos mínimos. Que también, o quizá simplemente que, están transformando el mundo. Sin estropearlo más de lo que está.

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